El gas natural es un combustible de origen natural que se encuentra sólo o acompañando al petróleo, almacenado bajo la corteza terrestre. Ambos se formaron a través de un proceso que duró millones de años.
El gas natural está compuesto principalmente por gas metano (más del 90%) y por pequeñas cantidades de otros gases.
Su estado en condiciones normales (presión y temperatura ambientes) es gaseoso, por este motivo se mide por volumen expresado en metros cúbicos.
Como combustible, su característica más importante es la energía aportada por cada metro cúbico, la misma se expresa en kilocalorías.
A continuación, podemos observar la composición promedio del gas natural. Los porcentajes de los componentes varían según la procedencia del gas:
¿Es más liviano que el aire?
Si hay una pérdida, el gas se desplazará hacia el techo si es una habitación cerrada o hacia la atmósfera si es un espacio abierto.
¿Es incoloro?
No tiene color.
¿Es inodoro?
En estado original el gas natural no tiene olor. Para facilitar su reconocimiento, como medida de seguridad se le agrega una sustancia especial (odorante) que le confiere un olor característico, que sólo se percibirá en caso de que se presente una fuga. Cuando apenas hay un 0,2 % de gas en el aire, ya puede ser detectado por el olfato normal. Si no hay fugas ese olor no debe sentirse.
¿Es tóxico?
No es tóxico, pero es asfixiante.
Temperatura de ignición:
Aproximadamente 550° C ya que depende de la composición. Para que el gas se encienda, es necesaria la presencia de una chispa que debe poseer como mínimo una temperatura de aproximadamente 550° C. Esto es lo que se conoce como Temperatura de ignición del gas natural.
¿Es inflamable?
Es inflamable. Para que el gas natural se encienda no basta simplemente la presencia de gas y una chispa. Es necesario que el gas se mezcle con el aire en una cierta proporción. Esta proporción es lo que se conoce como Límite de inflamabilidad.
Para que el gas se inflame se necesita una proporción mínima de un 5% de gas en el aire y una proporción máxima de un 15%.
Los riesgos del Gas Natural comienzan cuando hay una pérdida de Gas.
1) Si la pérdida ocurre en un recinto cerrado hay riesgo de:
Asfixias: Una fuga de gas en una habitación cerrada puede producir asfixia, pues desplaza al oxígeno necesario para la respiración. Cuando el oxígeno desciende a menos del 16 %, las personas están expuestas a riesgo de asfixia, de esta manera pueden comenzar a sentir:
Si desciende por debajo del 10 % provoca la pérdida de conocimiento y muerte por asfixia.
Explosiones: Si el lugar está completamente cerrado el gas se acumula y puede mezclarse con el aire en una proporción dentro de los límites de inflamabilidad. En estas condiciones la sola presencia de una chispa puede producir una explosión. Las explosiones pueden desarrollar ondas expansivas importantes que por lo general destruyen el lugar donde se producen.
2) Si la pérdida ocurre en un espacio abierto el riesgo es que ocurran:
Deflagraciones: También en el caso de una fuga de gas al aire libre puede ocurrir que el gas se mezcle con el aire en una proporción dentro de los límites de inflamabilidad. Si esto ocurre una chispa puede provocar un incendio localizado. Esto es lo que se conoce como deflagración. A diferencia de una explosión, la onda expansiva es pequeña y casi no existen efectos destructivos, a menos que después ocurra un incendio mayor si en las cercanías se encuentran sustancias inflamables. Las deflagraciones ocurren generalmente a cielo abierto, en veredas, calles, etc. y pueden producirse por roturas de caños de red de distribución. El viento puede desplazar la nube de gas hacia algún lugar más alejado o hacia el interior de alguna vivienda cercana donde cualquier chispa puede iniciar un incendio. Sin embargo, no siempre que haya una pérdida de gas en una cañería va a ocurrir una deflagración. También puede suceder que el gas acumulado se disperse rápidamente hacia la atmósfera y no llegue a inflamarse.